Fotografías antes y después de una cirugía de rinoplastia realizada a una paciente que presentaba un caballete muy marcado en el dorso y un descenso de la punta nasal al sonreír o gesticular, lo que hacía que la nariz se alargase y cayese sobre el labio superior.
Se plantea una rinoplastia abierta, que se lleva a cabo mediante anestesia general e ingreso hospitalario de 24 horas. Durante la intervención remodelamos el hueso nasal, tanto el dorso como los laterales de la pirámide ósea, mediante el piezotomo (rinoplastia ultrasónica), lo que nos permite ser más precisos en la modelación del hueso a la vez que mejorar el proceso de recuperación post operatoria, permitiendo a la paciente reincorporarse a su vida social y laboral antes, al tener menos inflamación, moratones y molestias. Como se puede observar en la fotografía de perfil, se reduce el tamaño del caballete del dorso, consiguiendo una forma más femenina con una ligera curva.
Asimismo, hemos acortado la longitud de la nariz y hemos subido la punta, anclando los cartílagos alares de la punta al tabique (septo nasal) y además afianzamos la punta a su lugar más elevado mediante injerto en la columela (strut columelar). Esto nos permite que la nariz no vuelva a caer ni si quiera cuando el paciente sonríe o gesticula. Con este mismo fin de afianzar la punta a su nuevo sitio, también hemos moldeado el músculo depresor del septo nasal, que es el encargado de descender la nariz ante las gesticulaciones. Esto se lleva a cabo para debilitarlo y que tracciones menos de la nariz.
Por último, la punta de la nariz se ha definido, dando forma a los cartílagos alares con suturas entre un cartílago y otro (suturas interdomales) para estrechar la punta y reducir su tamaño.
El resultado es una nariz más armónica con el resto de estructuras faciales, que aporta una belleza muy natural a nuestra paciente.