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Terapia Neural

¿Qué es la Terapia Neural?

La Terapia Neural pretende neutralizar irritaciones que han ido afectando el sistema nervioso a lo largo de la vida de la persona, para que recupere su capacidad de equilibrar las funciones del organismo, en su sentido más amplio y siguiendo su propio orden.

El sistema nervioso se halla presente en todos los órganos y tejidos de nuestro cuerpo, es una red que funciona como una autopista de información que conecta e integra todas las partes entre ellas.

De entre todos los órganos, la piel es el que tiene una mayor cantidad de fibras nerviosas. Es entendido como un sistema integrador de los diferentes órganos y tejidos de nuestro cuerpo.

Esto hace que cualquier irritación que altere las propiedades y sus funciones, afectará a su totalidad, y se sentirán las repercusiones allí donde haya una predisposición a la disfunción.

De la interacción entre la mente, el sistema nervioso, sistema endocrino y el sistema inmunitario depende nuestra capacidad de adaptación al entorno y, por lo tanto, nuestra capacidad para mantener el equilibrio, la salud.

Cualquier irritación, sea mecánica (traumatismo), tóxica (infección), térmica (quemadura), química (fármaco) o emocional (estrés), que altere las propiedades de una parte de este sistema nervioso no solo afectará a su función local, sino que repercutirá también en su totalidad, y podrá afectar otras zonas del cuerpo en las que haya una predisposición o punto débil.

Inyectar pequeñas cantidades de un anestésico local en los puntos nerviosos de zonas que han sufrido lesiones o agresiones permite desbloquear esos focos irritativos, hacer desaparecer los efectos distales y locales que provocan, y devolver al sistema nervioso su capacidad de autorregulación.

¿Por qué se realiza?

La lista de enfermedades que pueden tratarse con terapia neural es extraordinariamente extensa, tanto enfermedades crónicas como en casos de patología aguda.

La terapia neural puede utilizarse como método único o como terapia de apoyo a la medicina convencional. Casi todos los pacientes pueden someterse a tratamiento con terapia neural. El tratamiento no interfiere en la medicación habitual del paciente.

Destacamos las siguientes indicaciones:

  • Neuralgias.
  • Migrañas.
  • Fibromialgia.
  • Síndrome fatiga crónica.
  • Secuelas postcovid: cefaleas, fatiga, astenia crónica, ageusia, anosmia y tos crónica.
  • Acúfenos.
  • Asma y otras afecciones respiratorias.
  • Síndrome ansioso- depresivo.
  • Infecciones de repetición.

¿En qué consiste la terapia neural?

Cuando una fibra nerviosa es irritada, la conducción nerviosa se ve afectada, por lo que un estímulo normal puede pasar a ser patológico, o bien la propia irritación puede ser generadora de estímulos patológicos que afecten a la red nerviosa.

De esta manera, no sólo se alteran los tejidos que dependen de esta fibra nerviosa, sino que también lo pueden hacer otros tejidos más lejanos, que por algún motivo ya estén débiles o predispuestos.

Pueden ser factores irritantes del sistema nervioso (SN):

  • Infecciones agudas o de repetición, cicatrices.
  • Inflamaciones crónicas.
  • Sustancias tóxicas.
  • Choques emocionales.
  • Afecciones dentales.
  • etc.

Estos factores irritantes pueden llegar a condicionar una enfermedad o diversos síntomas en el paciente.

La “Historia de Vida” de la persona es fundamental para localizar los posibles focos irritativos de su SN, y la Terapia Neural (TN) tiene como objetivo neutralizarlos, para que el SN recupere sus funciones reguladoras y el organismo recupere sus mecanismos de autocuración.

La investigación ha demostrado que la aplicación de anestésicos locales en bajas concentraciones puede neutralizar el foco irritado del tejido nervioso, repolarizando su potencial eléctrico y estabilizando su membrana.

En Terapia Neural básicamente inyectamos procaína diluida en suero (0.5% – 1%), y como alternativa utilizamos la lidocaína.

Debemos destacar que el efecto no es el anestésico, ya que la sustancia se inyecta en pequeñas cantidades y en bajas concentraciones, y a menudo no se aplica en las zonas de dolor. Además, la procaína se metaboliza en el mismo plasma sanguíneo en cuestión de pocos minutos.

Lo más importante es dónde inyectamos el anestésico local. Sólo conseguiremos el efecto si la aplicamos en los puntos donde haya irritación o bien en los puntos específicos del sistema nervioso (SN) que tengan una relación directa con la enfermedad. Por este motivo nos resulta fundamental la “Historia de Vida” de la persona y la exploración con todos nuestros sentidos.

Inyectar estas pequeñas cantidades de un anestésico local en los puntos nerviosos de zonas que han sufrido lesiones o agresiones permite desbloquear esos focos irritativos, hacer desaparecer los efectos distales y locales que provocan, y devolver al sistema nervioso su capacidad de autorregulación.

De entre todos los órganos, la piel es la que contiene una mayor cantidad de fibras nerviosas. Por tanto, los lugares de punción más habituales se localizan a nivel subcutáneo, intradérmico.

Cuidados tras la intervención

Ninguno en particular. En caso de que la persona se sienta cansada, recomendamos que no realice esfuerzos excesivos.

La mayoría de la gente se siente muy relajada después de aplicar la terapia, con leve mareo que cede en poco tiempo; sin embargo, algunas personas se sienten postradas y muy cansadas los días siguientes, creemos que esto se debe a que están haciendo cambios en su organismo, y generalmente los valoramos como positivos.

Otras personas se sienten especialmente vitales. No es raro que una persona sienta ya una mejoría después de la primera sesión. Normalmente esa mejoría inicial dura tres cuatro semanas. Período tras el cual habrá que repetir la sesión.

Información elaborada por los Dres. Isabel Gómez y David Navas, especialistas en Medicina Integrativa.