Algunos tipos de injertos de nariz.
La rinoplastia es una de las operaciones estéticas más demandada. La nariz ocupa la parte central del rostro, le da armonía y configura el perfil de la cara, siendo fundamental en la expresión facial.
En FEMM realizamos diversos tipos de operación de nariz para dar volumen, reducir o perfilar contornos. En todos los casos, la rinoplastia con injerto permite reforzar estructuras o dar forma a las diversas zonas nasales.
¿Qué son los injertos de nariz?
Los injertos de nariz son tejidos que sirven para sustituir estructuras pérdidas o defectuosas y mejorar la estética y la función nasal.
En FEMM apostamos por usar tejidos del mismo paciente. El motivo es que los injertos autólogos son totalmente compatibles y el riesgo de rechazo es prácticamente nulo.
Los injertos más utilizados en las rinoplastias son los situados en vecindad a la zona donde van a ser colocados. En una rinoplastia con injerto es aconsejable usar tejido de la propia nariz (normalmente un injerto del tabique nasal o del septo). Sin embargo, en ocasiones necesitamos un injerto de mayor tamaño y debemos encontrarlos en otras partes como la oreja y las costillas.
¿Para qué se utilizan?
Los injertos son especialmente importantes en las rinoplastias de aumento (para reconstruir una punta nasal deformada y sin soporte o para aumentar el dorso porque está bajo) y en las rinoplastias secundarias. En estos casos, el cirujano necesita aportar parte del tejido que se eliminó de la zona en la primera intervención.
La rinoplastia con injerto también se usa para occidentalizar el rostro. Este tipo de intervención se practica a personas con rasgos orientales que desean tener un aspecto más “occidental”. Normalmente la nariz de las personas asiáticas es deficitaria en el tamaño del puente o dorso nasal, por lo que un pilar importante en esta rinoplastia es el aumento de la estructura con un injerto de gran tamaño que se obtiene del cartílago auricular (rinoplastia con injerto de cartílago de la oreja) o de la parte cartilaginosa de la costilla (injerto de costilla en nariz).
Los injertos también sirven de ayuda para cerrar perforaciones de cartílago, aumentar el radio cuando el paciente presenta hundida la raíz nasal a la altura del entrecejo, mejorar asimetrías en los cartílagos o dar soporte a la punta nasal para que no vuelva a caer alargando la longitud de la nariz.
Rinoplastia abierta con injerto cartilaginoso en la zona de la columela para que soporte la punta en su nueva posición.
¿Cómo se obtienen los injertos?
Los injertos nasales se obtienen mediante una intervención quirúrgica previa a la rinoplastia. En las rinoplastias secundarias, cuando ya se ha realizado una septoplastia o si desconocemos que se hayan tomado injertos en la primera operación, el paciente debe aportar una resonancia magnética o un escáner para evaluar si realmente dispone de cartílago nasal suficiente.
Cuando los injertos provienen de la nariz del propio paciente, el cirujano extrae tejido del septo nasal, la estructura que mejor tejido aporta para ser injertado en otra zona. La lámina de septo nasal que sirve como «donante» se denomina cartílago cuadrangular. El cirujano debe dejar un soporte de este cartílago para que siga ejerciendo como sujeción interna de la nariz.
Si el paciente no dispone de suficiente tejido en la nariz se tomarán injertos de su zona auricular, donde hay cartílagos similares en textura y flexibilidad. La extracción se hace a través de una pequeña incisión detrás de la oreja que apenas deja cicatriz.
Por último, si el objetivo de la rinoplastia es reconstruir una punta nasal deformada o sin soporte y se necesita más cartílago, se recurre a otra parte del cuerpo: las costillas. La incisión para extraer el cartílago costal se realiza en el surco submamario en la mujer, quedando oculta por la caída del pecho. En los hombres se hace en una posición más baja. El objetivo es hacer una incisión que no supere los 2-3 centímetros.
Independientemente de su origen, todos los injertos nasales se fijan en la zona elegida mediante suturas para integrarlos en el tejido. Es importante tallarlos bien y a medida y fijarlos para evitar desplazamiento o que se palpen de manera indeseada.
Tipos de injertos de nariz
Según el tipo de tejido distinguimos entre:
- Injertos de cartílago: Se usan para suplementar o sustituir los cartílagos del dorso y la punta de la nariz, y para reforzar las válvulas de entrada-salida del aire.
- Injertos de hueso: Los injertos óseos se usan para suplementar partes de la nariz como huesos y tabique nasal. También sirven como “refuerzo” de otros injertos.
- Injertos de grasa: Sirven para suavizar contornos y mejorar la rinoplastia en zonas donde la piel está adelgazada, atrófica o debilitada. La grasa se extrae del abdomen a través de técnicas de lipofilling o de láminas de fascia muscular del cuello cabelludo del paciente.
Según la localización, distinguimos entre:
- Injertos ocultos: Colocados entre estructuras de la nariz para reforzarlas.
- Injertos «de superficie»: Para dar contorno o volumen en la zona.
Ventajas del uso de injertos en rinoplastias
La rinoplastia con injerto ofrece buenos resultados para rinoplastias primarias y secundarias. Puesto que en la clínica FEMM únicamente trabajamos con injertos autólogos, la compatibilidad es alta. Las intervenciones son más predecibles y fiables, y el porcentaje de segundas intervenciones es bajo.
Además, los injertos de cartílago tienen la ventaja de ser manejables y aportar una textura similar a la de la propia nariz. Los injertos de grasa, por su parte, aportan uniformidad y suavidad, ayudan a la cicatrización, facilitan la integración de injertos y evitan el adelgazamiento de la piel tras la rinoplastia.
Postoperatorio
La operación de rinoplastia con injerto tiene una duración media de 2-3 horas. Es importante no quitar el vendaje con el que el paciente sale del quirófano, siendo el cirujano el único responsable de retirarlo.
El paciente debe seguir las indicaciones de su médico. La principal molestia de la intervención es la obstrucción de la nariz, sobre todo por la inflamación tras la rinoplastia a la que se une un dolor moderado. El cirujano prescribirá analgésicos para reducirlo.
Se recomienda a los pacientes mantener reposo, en posición semisentados, e ingerir líquidos para contrarrestar la sequedad que produce la respiración oral.
El aspecto definitivo de la nariz no se naturaliza hasta los seis meses, poco a poco el paciente irá observando pequeños cambios en su forma.
Actualmente en FEMM realizamos esta operación mediante rinoplastia ultrasónica, que permite una cirugía ósea por ultrasonidos cuidando cada milímetro, en la que la experta concepción artística del cirujano plástico seguirá siendo fundamental, pero que presenta muchas ventajas sobre la técnica tradicional.
La rinoplastia con injerto o sin él requiere una técnica delicada. La operación exige sutileza por parte del cirujano y una visión de conjunto de lo que cada parte acabará contribuyendo a una nariz armónica en consonancia con el resto de la cara. La máxima garantía, como siempre, es ponerte en manos de los mejores profesionales. Consulta los casos clínicos de rinoplastias realizadas en FEMM.